DHyTecno #5 – Dime cómo votas… ¿Por qué el voto electrónico es una amenaza para la democracia?

“Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.
Arthur C. Clarke

El 2021 es un año electoral en Argentina, y no uno cualquiera. Será el primer año de elecciones después de (o durante) una pandemia de un virus que tiene en vilo al mundo desde diciembre de 2019 y para el que, al momento de escribirte, no se empezó a vacunar a la población (aunque estamos más cerca). ¿Por qué importa este “detalle”? Porque este fue el año en que todas las personas tuvieron que realizar al menos una o todas sus actividades cotidianas a través de dispositivos tecnológicos conectados a internet.

No necesito entrar en detalle porque vos lo viviste todo el año en primera persona. Entonces, algunos sectores pensarán, ¿por qué no volver a insistir con la implementación del voto electrónico (o Boleta Única Electrónica) en todo el país?

Para poner nombre y apellido, estas son las empresas proveedoras de estos sistemas en Argentina (y otros países):

Magic Software Argentina (la empresa que provee el sistema utilizado en Salta, Neuquén y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y que fue denunciada por múltiples fallas).
Smartmatic (con denuncias de fraude, por parte de ellos mismos, en Venezuela, y con críticas por un mal desempeño en el escrutinio provisorio de las elecciones PASO de 2019 en Argentina, entre otras cosas y otras más).

Desde los sectores que impulsan la implementación de sistemas de voto electrónico, los argumentos que se suelen presentar, son:

Que es moderno.
Que es más rápido.
Que es más barato.

Independientemente de si alguna de esas tres afirmaciones es cierta, la realidad es que ninguna de ellas forma parte de los fundamentos de una votación democrática. En ninguna parte del Código Nacional Electoral dice que el sistema debe ser “moderno” o que debe ser “rápido”. ¿Cuáles son los fundamentos que sí deben garantizarse?

El secreto del voto.
La integridad del voto.
La fiscalización de las elecciones por parte de personas no especialistas.

Por otro lado, otro argumento que suele presentarse -sin evidencias- es que “se usa en todo el mundo” y que el sistema de voto en papel “es arcaico” y es necesario pasar a otro modo de votación “moderno” acorde con los tiempos que corren.

Sin embargo, de acuerdo con el seguimiento que realiza año a año el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco sobre el voto electrónico en el mundo, y que se actualizó el 26 de noviembre de 2020 (hace apenas unos días y que puede verse en el mapa más abajo), de 195 países, solo SIETE han implementado totalmente sistemas de voto electrónico:

Bélgica | Brasil | EEUU | Estonia | Filipinas | India | Venezuela

Por su parte, 20 países tienen algún sistema electrónico en estudio o con una implementación parcial:

Argentina |  Australia |  Canadá |  Colombia |  Ecuador |  Emiratos Árabes Unidos
España |  Francia |  Guatemala |  Irak |  Italia |  Japón |  México
Mongolia |  Namibia |  Panamá |  Paraguay |  Perú |  Rusia |  Suiza

Finalmente, otros SIETE países lo han prohibido mediante una ley o se encuentra paralizado:

Alemania |  Finlandia |  Holanda |  Irlanda |  Kazajistán |  Noruega |  Reino Unido

Fuente: Euskadi


¿Por qué el voto electrónico [incluyendo la Boleta Única Electrónica] NO es mejor que el papel (y es una amenaza para el sistema democrático)?

Opaco: Se ha demostrado que atenta contra la transparencia ya que vuelve opaco el proceso de escrutinio de la votación. Incluso, aunque se haga público el código fuente del programa de votación, nunca puede certificarse si ese será el mismo código que correrá en cada una de las cientos o miles de máquinas de votación que se utilicen.

Hackeos y fallas del sistema: Los sistemas electrónicos e informáticos pueden se hackeados y pueden fallar (el famoso “se cayó el sistema” también es aplicable a cualquier máquina utilizada en el proceso electoral). Además, estas tecnologías dependen de la energía eléctrica, por lo que es otro asunto a atender para garantizar la participación popular y no dejar afuera a sectores y poblaciones que cuentan con menores recursos o que están en zonas donde los cortes de energía son frecuentes. Y, en el caso en que exista un plan B que incluya las boletas en papel, entonces, ¿para qué gastar en las máquinas?

Desconfianza: Un aspecto fundamental del proceso electoral es la confiabilidad. Es decir, que tanto ganadores como perdedores confíen en que el resultado es verdadero y no haya dudas en la ciudadanía. En el caso de la tecnología de voto electrónico, debido a las fallas que puede tener, o a que es posible manipular el resultado (mirá el video de la Ekoparty que dejé en el bonus track), puede ser fácil instalar la duda y la idea de un posible fraude. El problema es que una vez que haya parte de la población que crea que una elección estuvo manipulada, será muy difícil -por no decir imposible- convencerla de que vuelva a creer en los resultados del sistema en elecciones posteriores. ¿Esto significa que en un sistema de votación con boletas de papel no puede haber fraude? NO. Pero la diferencia central es la ESCALA. El fraude en el sistema de votación con urnas de cartón y boletas de papel requiere de mucho más esfuerzo, tiempo y recursos para influenciar en una suficiente cantidad de votantes para que el resultado sea significativo. El sistema de voto electrónico permite una escala mucho mayor con mucho menos esfuerzo. Por otro lado, para “romper” una elección en la que se usen máquinas electrónicas ni siquiera es necesario realmente romperla: solo necesitás lanzar suficientes dudas sobre el resultado.

Exclusión para auditar y fiscalizar: Genera exclusión porque no es auditable por la ciudadanía en general, sino sólo por un número reducido de personas expertas. El sistema de voto a través de boletas de papel (ya sea las partidarias o las boletas únicas en las que debe marcarse con lápiz) permite la auditoría por parte de cualquier persona que sepa leer y escribir, por lo que se amplía la cantidad de ciudadanos y ciudadanas que pueden fiscalizar el proceso electoral.

Exclusión en la participación del acto electoral: Puede generar menor participación de la ciudadanía. Las personas que no se sientan cómodas con el uso de tecnología, no querrán participar. Por ejemplo, personas mayores que no tengan la obligación de votar podrían desistir de ejercer su derecho a hacerlo. Esto afecta con el principio de la universalidad del voto.

Costos: Para implementar un sistema de votación electrónica se requiere, entre otras cosas, de: máquinas informáticas, licencias de software, consultoría, auditoría, capacitación, mantenimiento y soporte técnico -entre otros gastos que pueden surgir-. Quien diga que esto es más barato que urnas de cartón y madera, y papel… Bueno 👀

🎬 Caja Negra. El mito del voto electrónico.

En este documental se escuchan testimonios de diversos especialistas, técnicos y legales, que explican de manera sencilla y accesible la problemática en torno a la implementación de sistemas electrónicos en el proceso electoral.

La Boleta Única de Papel

Hace años, quienes cuestionan el voto electrónico presentan, una y otra vez, la propuesta de implementar el sistema de la Boleta Única de Papel como una opción superadora ya que serviría para, entre otras cosas, resolver el famoso “robo de boletas” que es producto de un sistema de votación a través de boletas partidarias.

Hace apenas unos meses, desde la ONG Poder Ciudadano publicaron una carta titulada “Hacia una mayor transparencia electoral: boleta única de papel”, en la que sostienen que:

▪️ La Cámara Nacional Electoral se pronunció a favor de ese sistema.
▪️ Existen varios proyectos al respecto presentados en la Cámara de Diputados.
▪️ El sistema está funcionando con éxito en distintas provincias desde hace años, demostrando su viabilidad.
▪️ Mejora el control de los comicios, al impedir maniobras como el robo de boletas y otros mecanismos.
▪️ El sistema es más económico y reduce el impacto ambiental. Se ahorra la impresión sin sentido de millones de boletas que luego se descartan.
▪️ Los partidos más chicos no se ven perjudicados por tener que imprimir sus propias boletas.

Para que veas un ejemplo, en 2019, en la provincia de San Luis de votó por primera vez con Boleta Única de Papel (BUP).

🔥 Bonus track
1. Las críticas a los sistemas electrónicos de votación no son algo exclusivo de Argentina, ni de Latinoamérica. En el Reino Unido también hay especialistas en sistemas informáticos que dicen que el voto electrónico es una mala idea.
2. Panel sobre voto electrónico en la Ekoparty 13 (2017). Como explica el experto en seguridad informática y co-fundador de la Ekoparty, Federico Kirschbaum, en la presentación del panel: “Crean que es más complicado conseguir a alguien que hable a favor del voto electrónico que en contra”. El panel está integrado por Harri Hursti (el especialista finlandés mostró el hackeo de un sistema de voto electrónico), Diego Aranha (el especialista en criptografía explicó su experiencia como parte de tests restringidos oficiales a las máquinas de votar de Brasil -su país- y cómo se localizaron durante ese encuentro vulnerabilidades de software) y Enrique Chaparro (matemático, experto en seguridad informática y en sistemas de tecnología para procesos electorales).
3. Si tenés HBO, o si podés conseguirlo por vías alternativas, buscá este documental que se lanzó este año. Creo que te puede interesar: Kill Chain: The Cyber War on America’s Elections (2020).

📚 Para leer
El voto electrónico bajo la lupa, por Juan Pablo Ruiz Nicolini (@TuQmano) para el N° 5 de Revista Fibra (2015).
“Voto electrónico. Una solución en busca de problemas”, Beatriz Busaniche (compiladora). Ed. Tren en Movimiento. 2017. Disponible en PDF.